LA LECTURA DEL ICONO DE SANTA ISABEL DE LA TRINIDAD
Atelier du Carmel de la Théotokos et de l’unité - Harissa
J.M +J.T
Isabel de la Trinidad está representada en este icono en el tipo de iconófora (es decir portadora del icono).
De pié, lleva sobre su corazón el icono de la “Philoxenie de Abraham” (de Roublev) que muestra la vida Trinitaria manifestada en el episodio bíblico. Isabel, que gustaba llamarse “casita de Dios” ofrece la hospitalidad a Dios en su corazón. Esta vida íntima con la Trinidad en el fondo de su alma se manifiesta por el hecho que el icono se halla bajo los pliegues de su capa blanca.
La mano izquierda es apoyo de calma y de silencio al Huesped divino y expresa este “contacto con EL en el fondo del abismo sin fondo” como ella solía decir. Los pliegues concéntricos del lado izquierdo de la capa hablan de este abismo en el que el alma se une a Dios en un recogimiento tan profundo que “es fortaleza inexpugnable”; representada por los pliegues masivos del lado derecho de la capa.
Allí, su vocación eterna le es revelada: ser alabanza de gloria « laudem Gloriae ».
Ella dice: « una alabanza de gloria es un alma silenciosa que se mantiene como una lira bajo el toque misterioso del Espíritu Santo y brotan de El, las armonías divinas…El lado derecho de su capa manifiesta en sus trazos verticales las cuerdas de una lira vibrando a impulsos del viento…. Una “alabanza de gloria” es un alma fijada en Dios en la Fe y en la Simplicidad… Es también como un cristal luminoso a través del cual irradia y contempla todas sus perfecciones y su esplendor». Esta realidad queda expresada por las tonalidades del verde que aparece emanar de la capa del tercer Ángel que se halla representado en el icono de la Trinidad y queda como reflejo sobre el hábito de Isabel. Ella misma reposa sobre un pedestal formado por una gama ascendiente de color verde, escalonado en tonos claros “ascensión del corazón” del camino espiritual
¿Porque el color verde? Según la tradición iconográfica, el color verde expresa la vida, la fecundidad y la abundancia de bienes. Color aplicado al Espíritu Santo, Bueno y Vivificante, Tesoro de todo Bien y Dador de Vida.
Isabel ha llegado a realizar su vocación de “Alabanza de Gloria”, clarificando en estas palabras que ella ha abrazado la Cruz de su Divino Esposo, no buscando sino enterrarse en EL, a ser como EL, una “crucificada por amor”. La ligera inclinación de la cabeza muestra su aceptación voluntaria de la cruz. Se puede decir que el movimiento central del icono brota de esta inclinación de cabeza hacia los pliegues concéntricos del lado izquierdo de la capa y queda relanzado por su mano izquierda hacia su mano derecha y expresa así la actividad del Amor que desborda en la acción de gracias y elevándose sobre si, a la adoración, que según el decir de Isabel, es el éxtasis del Amor.
El escapulario, al igual que el rosario suspendido en su cinturón evocan el lugar de María en la vida de Isabel. Para ella, María es la gran Adoradora del don de Dios, la que conserva todo en su corazón, el espejo perfecto de Dios, “speculum justiciae” y también la puerta del cielo “Janua Coeli”
El icono nos muestra a Isabel fijada en Dios, “inmóvil y apacible”. Parece cantar “¡Oh, mis Tres, mi Todo, mi Bienaventuranza, Soledad infinita, Inmensidad donde me pierdo! Me entrego a Tí como victima. Sumérjete en mi para que yo quede inmersa en Tí, en espera de ir a contemplar en Tu luz, el abismo de toda tu grandeza.”
Esta última frase está ya realizada, puesto que el icono nos muestra a los santos ya transfigurados por la luz del octavo día. Isabel aparece como un testigo de lo que ella ha dicho y escrito, pues ella ve faz a faz al Eterno, objeto de nuestra esperanza: El Tres veces Santo.